El GIGANTE DE ÁFRICA SE CONVIERTE EN UN GIGANTE DE LOS DERECHOS HUMANOS
Para Pascal Nwoga, lo que importa es llegar a los niños de Nigeria con los derechos humanos para cambiar el futuro de la nación.
Nigeria, el país más poblado de África, es adecuadamente llamado el “Gigante africano”. Pero una gran población puede significar grandes problemas, incluyendo el tráfico humano, siendo catalogado como el 8.º peor país internacionalmente, y el 67 por ciento de la población vive en la pobreza.
Para cambiar esto, el representante de Juventud por los Derechos Humanos (YHR) Nigeria, Pascal Chukwuebuka Nwoga ha estado entregando educación de los derechos humanos desde el 2012. “Nos falta el conocimiento de los derechos humanos —dice—, así que estoy tratando de hacer que la gente comprenda que nuestros derechos deben ser entendidos y aplicados si realmente queremos tener paz, desarrollo y amor en nuestra sociedad”.
Lo que le inspiró, dice: “Crecí en un entorno donde algunos niños eran maltratados. Estos niños trabajaban, y seguían trabajando, trabajando y trabajando. Era como esclavitud para ellos. Había una gran discriminación, así que crecí con esos recuerdos, y trataba de proteger a los niños”.
Nwoga encontró Juventud por los Derechos Humanos mientras buscaba más educación en Ghana, donde vio los anuncios de servicio público en televisión. De inmediato solicitó su primer paquete de materiales de Juventud por los Derechos Humanos. Al regresar a su casa en el estado de Enugu, Nigeria, estableció su filial de Juventud por los Derechos Humanos Nigeria y empezó en su propio patio trasero en el Mercado de Abakpa Nike, donde había observado el trabajo infantil. “Aquí tenemos a una gran cantidad de niños que venden agua para sobrevivir, ayudando a sus padres de una u otra manera. Se violan sus derechos, porque un niño debería estar en la escuela y está fuera de la escuela vendiendo en el mercado, eso significa que se le está robando su derecho a la educación. Así que fui por ahí repartiendo los folletos”, él dice. Nwoga habló a los padres y niños por igual, y ahora muchos de los niños están asistiendo a la escuela.
Nwoga también trabaja en orfanatos, llevando comida, agua y ropa a los huérfanos. “Eso hace que los huérfanos no se sientan diferentes de otros niños que tienen padres. Esa es la caridad en acción, esos son los derechos humanos en acción”.
Acompañado de amigos, llegó a las escuelas. “Las escuelas es donde podemos conocer a los niños. Porque cuando llegas a ellos en las escuelas, definitivamente van a asimilar todo el conocimiento. Empecé con las escuelas privadas. Pero luego quise abordar las escuelas públicas. Descubrí que en las escuelas públicas no me daban permiso para hablar a los niños. Necesitábamos la aprobación del gobierno”.
“Lo que más me gusta hacer en el programa es conocer a los niños. Eso es lo que me da más felicidad. Hablar con ellos, hacer que sonrían, que rían, dirigirme a ellos y tratar de hacerlos más responsables”.
Nwoga fue de reunión tras reunión para obtener el acceso, pero fue continuamente rechazado por funcionarios con miedo a que los niños abrieran los ojos a sus derechos. Pero tras seis meses de persistencia, obtuvo los permisos que necesitaba, abriendo la puerta a educar a los jóvenes y maestros en todos los niveles del sistema escolar. De esta manera, Nwoga y su equipo han llegado a más de 26 000 niños en 62 escuelas.
Y no va parar. Ahora tiene cinco filiales en Nigeria y entrega en Ghana. “Lo que más me gusta hacer en el programa es conocer a los niños. Eso es lo que me da más felicidad. Hablar con ellos, hacer que sonrían, que rían, dirigirme a ellos y tratar de hacerlos más responsables”.
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